
Flaco favor le haríamos a nuestra memoria si no mencionáramos los juegos tradicionales, esos a los que jugábamos en la calle, cuando la calle era una gran ludoteca, donde la escayola se convertía en tiza, las baldosas en las casillas de teje, la tierra húmeda era el sitio perfecto donde clavar una lima. No deberíamos olvidarnos de esos juegos que tan felices nos hicieron y que tan pocos materiales estructurados requerían. Si queremos hacer algún día un justo homenaje a los juegos tradicionales no debemos olvidarnos de: La comba y el elástico, el trompo, un, dos, tres, poyito ingles, el teje, el matar, el escondite, tu la llevas, bote, la madre etc.Estoy segura de que cada uno o una tiene sus juegos favoritos de la infancia, acostumbrémonos a sacarlos del cajón de los recuerdos y ponerlo al alcance de los niños, como todas las buenas cosas.
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